NOVEL.LA HISTÒRICA


Crítica literaria de Le Figaro

Diga "ucronía" y en seguida las caras se crispan, las cejas se fruncen. ¿Se trata de un insulto? ¿De una secta? ¿De un grupo de rock trash?
 No, simplemente de un género literario un poco particular. Podemos decir, por ejemplo, que la nueva novela de Eric-Emmanuel Schmitt, La parte del otro, es una ucronía. 
Es inútil que se lance sobre su diccionario favorito no encontrará ni rastro de esta palabra de consonancia bárbara. Y sin embargo, este neologismo inventado en 1876 por el filósofo Renouvier todavía figuraba en el Larousse Illustré de 1913 con esta definición: "Ucronía (femenino): utopía aplicada a la historia; historia reconstruida lógicamente tal y como podría haber sido." Ejemplo: "La nariz de Cleopatra: de haber sido más corta, todo el aspecto del mundo hubiese cambiado." 
(...)La idea de Hitler, artista consagrado o fracasado, feliz consigo mismo o rabioso, vuelve hoy bajo la pluma de Eric-Emmanuel Schmitt. Su libro es una ucronía de la mejor especie: ¿Y si Hitler hubiese sido aceptado en Bellas Artes el 8 de octubre de 1918? ¿Qué hubiese sido de su vida? ¿Qué hubiese sido del mundo? Como buen ucronista, Schmitt  podría haberse contentado contándonos esa vida exitosa en otro mundo. Pero ¿Qué ha hecho? Dinamita las reglas del género y escribe alternando, la verdadera vida de Hitler y su falso destino. Una elección que sorprende. ¿De qué sirve contarnos lo que ya sabemos? 
De hecho, Schmitt decide sobre todo evocar los años de juventud de Hitler, los que van hasta la primera guerra mundial. De esta época el lector medio no sabe gran cosa. Se sorprende, horrorizado, descubriendo un personaje más bien humano.

"Era el objetivo del juego, afirma Schmitt. Mostrar que no se nace siendo un monstruo, si no que se convierte uno en un monstruo. De hecho durante un tiempo pensé en titular la novela Arqueología de un monstruo. Hitler tenía un bonito sueño: ser pintor, hasta su fracaso, hasta su fracaso, era alguien con el que se podía estar. De estudiante, pasó a ser pobre. Con esta exclusión, el rencor - el "resentimiento", dice Nietzsche - nació. Su integración se produjo a través de la guerra. De golpe, a sus ojos, la guerra se convirtió en principio de existencia. La derrota de Alemania en 1918 constituyó otro traumatismo.

Lo que me interesaba, era mostrar como se fabrica un hombre. Venimos todos de un mismo molde, que puede producir al final dos individuos completamente diferentes. " Mientras que Hitler se cierra a sí mismo y a los otros y cae en la locura que llevará al mundo y a 55 millones de individuos a su pérdida, Adolf H., su doble positivo hace de Don Juan, disfruta de la vida, visita París, conoce a Breton y a los surrealistas. No es ningún ambicioso. Sólo un hombre que quiere vivir en harmonía con su tiempo.

La parte del otro es una novela seria, grave, angustiosa. Es una bella máquina literaria, que fuerza al lector a plantearse preguntas, no siempre evidentes, sobre la parte tenebrosa que dormita en él. Como toda reflexión sobre el mal, merece toda nuestra atención.